Un nuevo proyecto deportivo está tomando forma en el Estepona, en la Segunda RFEF, con la inminente llegada de Ronaldo Nazario y Julio Baptista.
El primero como director deportivo y el segundo como entrenador.
El club de la Costa del Sol, presidido por Francisco Mena, cuenta con el respaldo de un grupo inversor encabezado por el veterano empresario Juan José Hidalgo de Globalia.
Ronaldo sigue siendo presidente del Valladolid, aunque recientemente se ha especulado con que podría estar interesado en vender el club.
Los dos brasileños están muy unidos, ya que Baptista (que posee una casa en Marbella), que ha jugado en el Sevilla, el Real Madrid y el Málaga, entre otros, entrenó al Promesas vallisoletano, del que fue destituido el pasado noviembre tras unas polémicas declaraciones sobre la gestión de la cantera, así como por su mal comportamiento deportivo.
Según ha podido saber este periódico, el equipo, que sigue entrenando a pesar de haber terminado la temporada, podría recibir el lunes la visita del que fue el mejor jugador del mundo durante varias temporadas a finales de los 90.
El Estepona dio un gran salto en el verano de 2022 tras ascender de la División de Honor a la Tercera RFEF.
Debían jugar en la quinta categoría del fútbol español, pero compraron la plaza de Extremadura por poco más de medio millón de euros.
El calendario estipulaba que el club tenía que jugar fuera de Andalucía, en el Grupo 5, y ya esta temporada, en el Grupo 4.
El club diseñó un proyecto para estar entre los mejores, pero ha tenido una temporada de montaña rusa y no ha conseguido su principal objetivo de meterse en la fase de ascenso, aunque acabó sexto y al menos estará en la Copa del Rey la próxima temporada.
Un mal menor para un proyecto diseñado para el ascenso, con una plantilla en la que figuran algunos de los jugadores mejor pagados de la división que no ha respondido a las expectativas.
A esto se añade el hecho de que ha habido hasta tres entrenadores.
Javi Sánchez empezó la temporada, luego vino Ángel Rodríguez, que pasó la mayor parte del tiempo en el banquillo, y en la recta final Salva Ballesta cosechó algunos malos resultados.
El Estepona fracasó especialmente en el Muñoz Pérez, ganando sólo ocho de diecisiete partidos y marcando sólo 22 goles.
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